lunes, 31 de diciembre de 2007

Miguel Angel

Cuenta la leyenda que un día entró el Papa Julio II, junto con su séquito, a inspeccionar el trabajo que estaba realizando Miguel Angel en la Capilla Sixtina.

Al verlo entrar el pintor bajó del andamio al que estaba subido y se arrodilló ante su eminencia.

Este, tras algunos segundos contemplando la obra, le dijo: "Hijo mío, levántate y no te arrodilles más ante mí, pues tú posees las manos de Dios y yo... sólo soy un Papa".

4 comentarios:

Marta dijo...

Que bonito!!!! Me ha encantado esta historia, a partir de ahora la explicaré, y algún día, quién sabe ... a mis hijos y a mis nietos!!!!.

FanBlog dijo...

Marta, me alegro que te haya gustado. También espero que te guste el cuento El Mejor Arquero que acabo de colgar en el blog.

Ese cuento me lo contaron hace muchos años y sólo recordaba el trasfondo de la historia. La he reconstruido y la he adornado un poco para que sea algo más bonita y emotiva.

ty dijo...

Enhorabuena de nuevo Fan, sonsigues impresionarme...jejeje!!
Tanto esta historia como la del arquero son increíbles...muy bonitas...
Yo tengo también una colección de historias de este estilo que iré publicando poco a poco...
¿Me parezco a mi avatar?jejej! vaya...
besazos!Y a ver si te conectas a SL, que quiero hablar contigo...jeejej!

FanBlog dijo...

Esta noche me conectaré, a ver si nos "vemos"! jejeje.