miércoles, 30 de enero de 2008

La quinta dimensión

Aquí va una de deducción y reflexión científica made-in-yo:

En nuestro universo de 3 dimensiones, un punto cualquiera puede identificarse con 3 coordenadas (x,y,z). Si las 3 coordenadas varían, significa que el punto se está desplazando por el espacio. Si sólo 2 coordenadas varían y una permanece constante, quiere decir que el punto se desplaza por un plano imaginario. Si sólo 1 coordenadas cambia y las otras 2 permanecen iguales, es que el punto se desplaza por una línea imaginaria. Si las 3 coordenadas están estáticas, ¿qué significa? ¡Efectivamente! que el punto está quieto.

Hasta ahora he descubierto la sopa de ajo (jejeje).

En mis años mozos, ya deduje antes de oír nada, que la cuarta dimensión también existe en este universo. ¿Cuál es? Pues sería una nueva coordenada que pudiera cambiar su valor, mientras las otras 3 estuvieran quietas. ¿Es eso posible? Sí: mira un objeto estático de tu alrededor, míralo bien ¿lo estás haciendo? seguro que sí, jejeje. Obsérvalo detenidamente, durante un tiempo, y ahora dime ¿qué ha cambiado en él durante el tiempo que lo has observado? ... Respuesta: "espacialmente" (x,y,z) no ha cambiado nada, pero temporalmente sí. Cuando empezaste a observarlo era en el tiempo "a" y cuando terminaste de hacerlo era el tiempo "b". El tiempo es una coordenada que ha cambiado mientras las otras 3 no. Es decir, que un punto en nuestro universo de cuatro dimensiones puede ser identificado por las coordenadas (x,y,z,t), donde "t" es el tiempo.

Años más tarde de llegar a tan extraña como inútil conclusión, empecé a oír términos como "espacio-tiempo" y cosas así que me hicieron pensar que ya no podría ser famoso por mi "descubrimiento", jejeje. Pero lejos de desanimarme, seguí dándole al coco para ir más allá.

Hablemos ahora de la Quinta Dimensión. Siguiendo con mi deducción, la quinta dimensión es tan fácil de definir como aquella propiedad o atributo que puede varias mientras las otras 4 coordenadas (incluido el tiempo) permanecen fijas. Como el tiempo es afectado por la gravedad (a mayor gravedad, el tiempo es más lento - algo científicamente demostrado -), con la suficiente gravedad se podría llegar a parar el tiempo (los agujeros negros lo hacen), pero la gravedad podría seguir aumentando, así que la quinta dimensión es la gravedad y cualquier cosa estaría definida en la quinta dimensión por las coordenadas (x,y,z,t,g), donde "g" es la gravedad. Resumiendo, en el espacio-tiempo-gravedad, dado un origen de coordenadas (0,0,0,0,0), el punto (5,2,8,3,6) es distinto del punto (5,2,8,3,3).

¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? (jejeje).

¡Venga, ahora a ver quien es el listillo que puede definir cual es la sexta dimensión!

domingo, 27 de enero de 2008

La Novena

Tras oír un concierto le preguntaron al consagrado músico y compositor Wolfang Amadeus Mozart su opinión sobre el artista. Este dijo: "Vosotros habéis oído a un extraordinario intérprete. Yo he oído el futuro de la música."

Puede que algo tuviera que ver que dicho intérprete sólo tuviera 12 años y que ya llevara 4 años asombrando a toda la sociedad vienesa.

Aquel joven, hijo de un músico fracasado y alcohólico que le sometió a largas sesiones de piano a donde lo ataba para que no pudiera abandonar sus ejercicios, creció en medio de penurias y jamás terminó de adaptarse plenamente al ambiente principesco de la nobleza de Viena que disculpaba sus toscos modales, sus violentos cambios de humor y su terco orgullo en atención a su genio.

Así era, pues, su desgracia. No era feliz y expresaba en la música los turbulentos sentimientos que embargaba su alma. Sus desilusiones sentimentales solían sumirlo en la desesperación y el resentimiento: "En el exterior no hay absolutamente nadie para mi... no hay ninguna felicidad afuera; eres tú el que debe crear todo dentro de ti mismo; sólo en el mundo ideal encontrarás amigos". La sordera crónica que sufrió durante la mitad de su vida ayudó a aislarse aún más del mundo exterior constituyendo otro motivo de desdicha y estimulando su tendencia al retraimiento.

Compuso la primera sinfonía que incluyó la voz humana. La Novena. El "Himno a la alegría", que forma parte de ella, fue elegido como himno de la Comunidad Europea en 1972. Pero dicha sinfonía no es de Ludwig Van Beethoven, pues en el año 2002 la UNESCO declaró a la Novena sinfonía de Beethoven Patrimonio Cultural de toda la Humanidad.

"La música es una manifestación más elevada que toda sabiduría y que toda filosofía. Quien está en condiciones de entender mi música, debe liberarse de todas las miserias en que se arrastran los otros seres humanos."

domingo, 20 de enero de 2008

Mozart

Puede que el tiempo acrecente la leyenda de los genios, pero no por ello dejan de serlo.

El 27 de enero de 1756 nació Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart.

A los 5 años realizó sus primeras composiciones.

A los 6 años tocó ante el emperador de Austria. Este, que no se creía lo que veía, le hizo tocar con los ojos vendados. Mozart siguió tocando sin inmutarse, dejando al emperador con la boca abierta.

A los 7 años improvisó una sonata con Johann Christian Bach, sentado en su regazo, primero tocaba uno y luego seguía el otro. Los asistentes aseguraron que parecía que tocara una sola persona.

Cuando tenía 31 años, un joven de 16 se presentó para recibir clases. Al oirle tocar Mozart dijo a sus amigos: "Tened cuidado con él, tendrá cosas que deciros". Ese joven era Ludwig van Beethoven.

También a los 31 años se le encargó la ópera La Clemenza di Tito, una ópera de tres horas que tuvo que componer en solo 18 días.

Un amigo de Mozart contaba que un día, jugando al billar, Wolfgang silbaba una melodía sobre la cual iba haciendo variaciones. La sorpresa de sus amigos fue mayúscula cuando asistieron al estreno de La Flauta Mágina y descubrieron que la melodía que silbaba era el tema principal de la famosa ópera. La había estado componiendo mientras jugaba con ellos al billar.

Mozart solicitó su admisión en la Academia Filarmónica de Bolonia con la categoría de compositor. En presencia de experimentados músicos. se le asigna una antífona para que componga a 4 voces y lo encierran en una habitación con llave. En menos de una hora Mozart salió con la Antífona "Quarite primum regnum" K 85, que cumplia las rigurosas reglas escolásticas de la Academia que por tanto lo admitió.

Mozart llegó a Roma durante la Semana Santa. En la Capilla Sixtina del Vaticano oyó el Miserere de Gregorio Allegri, obra polifónica a 9 voces. Este Miserere no podía ser copiado o leido, ni siquiera en parte, fuera de la Capilla Sixtina, donde sólo se interpretaba durante los oficios del Jueves y Viernes Santo. Mozart y su padre asistieron a estos oficios y cuando llegaron a la posada donde estaban ospedados, Mozart transcribió de memoria la obra. Al día siguiente volvió a oirla y corrigió algunos detalles. Cuando la ejecutó ante un representante papal, éste no daba crédito a la concordancia con el original.

jueves, 10 de enero de 2008

El mejor arquero.

Nan-Yu era el hijo de un acaudalado comerciante, en la antigua china imperial. Desde pequeño le apasionó el arte del tiro con arco, y en él se volcó durante toda su joven vida. Gracias a la fortuna de su padre, recibió clases de los más importantes y famosos maestros del tiro con arco, hasta que fue considerado como el mejor arquero de toda China.

En su veinteavo cumpleaños, supo por medio de un viajero que llegó a su ciudad, que muy al norte vivía un venerable gran maestro del tiro con arco ya retirado llamado Sam-Pao. Tenía fama de haber enseñado a los más grandes arqueros chinos, cuyas proezas e historias eran leyenda. Esperanzado de poder aprender más y ser aún mejor en su amado arte, lo dejó todo e inició el camino para buscar al gran maestro.

Tras mucho tiempo buscando en todos los pueblos y aldeas del norte de China, averiguó que Sam-Pao vivía en un desolado altiplano, lejos de la gente y entregado a la meditación. Decidido, llegó hasta su humilde casa, donde le suplicó que lo aceptara como discípulo. Sam-Pao era ya viejo. Sentía que su vida tocaba a su fin y quería trasmitir su habilidad, aunque nunca había encontrado a nadie digno de ella. Pidió a Nan-Yu que tirara con su arco, y este se apresuró a obedecerlo. Con movimientos exquisitos puso una flecha en el arco, apuntó a una bandada de patos que sobrevolaban aquel lugar, muy alto en el cielo, y disparó... tras unos segundos, durante los cuales se oyó el silbido de su saeta, un pato detuvo su vuelo y cayó muerto a tierra.

- Te tomo como alumno - dijo Sam-Pao -. Siéntate ahí donde estás y fija tu mirada en el centro de aquella gran roca. Cuando no necesites parpadear durante una hora, llámame.

Nan-Yu así lo hizo, pensando que tenía que pasar aquella dura prueba para que Sam-Pao aceptara ser su maestro. Tardó 1 año en lograr no tener que parpadear durante una hora. Llamó, entonces, contento a su maestro y se lo dijo.

- Ahora, vuelve a posar tu mirada intensamente en el mismo punto - le dijo Sam-Pao -. Cuando logres tal concentración que durante todo un día nada pueda perturbar tu mirada, llámame.

Nan-Yu, extrañado por las peticiones de su maestro que tan alejadas estaban del noble arte del tiro con arco, tardó 2 años en lograr que ni el viento, ni la lluvia, ni el hambre, ni la sed, ni el sueño, ni el cansancio, perturbaran su concentrada mirada durante todo un día. Entonces, llamó a Sam-Pao y se lo dijo.

- Ahora, vuelve a mirar fijamente en el mismo punto - ordenó Sam-Pao -. Cuando logres perforar un milímetro la piedra sólo con tu mirada, llámame.

Nan-Yu, desilusionado ante aquella misión imposible, obedeció a su maestro, esperanzado que sólo fuera una broma, o una prueba antes de empezar realmente con el verdadero aprendizaje. Aún así, lo intentó con toda su alma, como muestra de respeto al gran maestro. Tras 3 años de intenso y desesperado trabajo, un día muy parecido al día en que conoció al gran maestro, se acercó a la roca y observó que en el punto donde él siempre fijaba su mirada había un pequeño orificio de apenas un milímetro. Loco de alegría llamó a Sam-Pao y se lo dijo.

- Veamos ahora si estás preparado - le dijo Sam-pao -. Vuelve a mostrarme tu pericia con el arco.

Nan-Yu, deseó que tras tantos años, su habilidad no hubiera mermado. Ansiaba con toda su alma empezar de una vez las clases de tiro con arco. Al igual que la última vez, puso una flecha en su arco, lo tensó, apuntó a una bandada de patos que sobrevolaban aquel lugar, muy alto en el cielo, fijó su mirada en uno de ellos y, como en la otra ocasión, también cayó muerto a tierra.

- Felicidades, discípulo – dijo Sam-Pao -. Ya eres el mejor arquero del mundo.

Sam-Pao, se marchó sonriente a su casa, lentamente, en silencio. Nan-Yu, boquiabierto, paralizado por el asombro, consternado como nunca en su vida miraba su arco… y la flecha que aún seguía en él.